sábado, 24 de octubre de 2009

Una historia de censura e información comprometida


El despido por parte de El Tiempo a Claudia López es una clara muestra de que, por ganar la complacencia del gobierno y con éste el Tercer Canal, los medios no sólo sesgarán las noticias.

Una nueva pata le sale a esta película llamada “elecciones presidenciales 2010”, y es la de los medios de comunicación. Y es que cada día que pasa sin que se aclare el panorama del tercer canal en nuestro país, es un día mas en que las tensiones entre los interés de cada medio por la adjudicación de éste nuevo canal y las informaciones que le transmiten diariamente a los colombianos se irán sopesando con mas intensidad al paso del tiempo, con el nefasto peligro de que el gran sacrificado en esta disputa sea no sólo la información imparcial (la razón de ser del periodismo), sino también, la propia democracia.

El despido de Claudia López del El Tiempo es un claro ejemplo de aquello. Dice la columnista que El Tiempo, aunque fue el que saco la “chiva” del escándalo de Agro Ingreso Seguro por medio de su vecino en la Casa Editorial, la revista Cambio, sesgó el desarrollo de la noticia en el periódico.

Para sustentar su afirmación, muestra claros argumentos que, desde mi punto de vista, son lo suficientemente fuertes como para creer en la tesis que plantea la periodista:

1) En primer lugar, hace referencia a una pregunta que se le realizó a los lectores en un foro en internet. En aquel, se le pregunta a los foristas sí creen que Andrés Felipe Arias debía renunciar a su aspiración presidencial por el escándalo de AIS, se pregunta la columnista entonces, ¿Por qué no se preguntó en su momento, sí Juan Manuel Santos debía renunciar por el escándalo de los “falsos positivos”?, los cuales, añadiría yo, fueron casos de mayor vergüenza para el gobierno Uribe.

2) Consiguiente a esto, anota Claudia, el periódico le dedica toda una nota a las reacciones que dieron los foristas a la pregunta estipulada, nota, digo yo, que no tiene mayor peso en esta línea argumentativa.

3) Lo que sí tiene peso es el análisis que después realiza el periódico del escándalo AIS y sus posibles efectos políticos, llamado “Juan Manuel Santos Toma Ventaja Sobre Arias En Caso De Que No Haya Referendo Agroescándalo” .Los supuestos efectos que planteó el periódico son realmente una muestra de información sesgada.

Aunque utilizan un muy cuidadoso lenguaje periodístico (para que el lector no dude de la seriedad de la nota), afirman entre líneas que el único favorecido con este escándalo y con la afirmación de Noemí Sanín de calificar como “comprado” el referendo reeleccionista es, sorpresivamente, uno de sus socios, Juan Manuel Santos.

Me hago la misma pregunta que la columnista, ¿Con que argumentos afirma el periódico que Juan Manuel Santos es el único beneficiado con este escándalo y con las afirmaciones de Noemí? ¿Luego, no hay en contienda otra decena de candidatos que también se podrían beneficiar? Además, con que sustento el periódico alude a Juan Manuel Santos como el único candidato del partido de la U, ¿Luego, no hay un presidente con ambiciones reeleccionistas, que de pasar el examen constitucional, seria su mas posible candidato?

Quienes justifican el despido de la columnista (entre ellos, sorprendentemente, un compañero de este mismo medio), aluden que El Tiempo es una empresa privada que esta en el total derecho de sacar de su medio a quien ha “calumniado” y se muestra inconforme del periódico que le ha confiado su espacio. Aluden, como lo hizo Sergio Chiquillo, que “debió usar los conductos regulares internos para expresar sus quejas e inconformidad”. Incluso, en su columna, el ex director del periódico, Enrique Santos Calderón, fue tan osado en afirmar que, “la realidad es que los columnistas son de libre nombramiento y remoción. Suena feo, pero así es.”

Con toda determinación, tengo que decir que todos estos no son argumentos los suficientemente fuertes como para justificar este acto. El Tiempo no es simplemente una “empresa cualquiera”, hace parte (lastimosamente) del patrimonio histórico de nuestro país. Por lo tanto, no puede funcionar como una “empresa cualquiera”, cuando esta en juego el contenido de su información, que (lastimosamente) es el mas leída del país, todos los ciudadanos estamos en nuestro legitimo derecho de pedir explicaciones de fondo y no respuestas de una “empresa cualquiera”.

Claudia López dio sólo una observación que debió ser tomada por el periódico como un consejo departe de alguien que sigue confiando en una empresa que, a lo largo de su historia ha comprometido muy seriamente su información. Para ello, no debía discutir previamente el tema de su columna, ya que se supone que el néctar de estos espacios de opinión es la generación de la discusión y el debate, por consiguiente, el periódico no debió tomar esto como una ofensa y por ello despedir a la columnista, por el contrario, debió enriquecer la discusión respondiéndole a la periodista en ese mismo espacio con las razones por las cuales ellos consideraban que no habían sesgado la información. Prefirieron responder, muy sospechosamente, de la manera más autoritaria.

Y cuando digo que es sospechosa la actuación del periódico es porque, a mi parecer, su acto no se debió simplemente a la respuesta a una “calumnia”. Es claro que el periódico estaba perdiendo muchos puntos frente al gobierno con las duras denuncias que había realizado la revista Cambio respecto a Agro Ingreso Seguro, y eso no le favorecería en nada en su lucha por el tercer canal, ya que, en ultimas, es el gobierno el que lo va a terminar adjudicando (recordemos que ya, sospechosamente, no va a ser por subasta). Así que, como el que reza y peca empata, la mejor forma de no quedar tan mal frente al gobierno y de darle gusto a José Obdulio Gaviria, quien en columnas anteriores había pedido la cabeza de la columnista, era la despedida sorpresiva de un acérrima y analítica (como las que me gustan) opositora de Uribe. Lo único que estaba esperando el periódico era el primer papayaso que tuvieran para reivindicarse frente al gobierno, pero quien termino pagando los platos rotos fue Claudia López.

Hoy, como lo demuestra María Jimena Duzán en su ultima columna, casi la totalidad de las personas que manejan los principales medios de comunicación en nuestro país, están ligados de una manera u otra a la adjudicación de ese maldito tercer canal, y por ello, de alguna manera u otra no nos pueden garantizar que todas sus informaciones y actuaciones (como ésta) no podrían estar sesgadas e incluso comprometidas. Se debe detener la adjudicación de ese tercer canal y reanudar el proceso después de las elecciones que se avecinan, para garantizar la subsistencia de algo de información independiente.

Del aplazamiento de esta adjudicación, y de la no manipulación de la información que recibe diariamente el colombiano de a pie, dependerá el criterio con el cual el otro año, gran parte de la población decidirá el rumbo político nuestro país, y por consiguiente, la subsistencia de nuestra democracia.

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Historia de censura e información comprometida by Luís Felipe Chisco is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Compartir bajo la misma licencia 2.5 Colombia License.

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