domingo, 10 de mayo de 2009

Alerta ¡Colombia va hacia una dictadura demagógica!

(cc) antitezo

Con la casi aprobación del referendo reeleccionista por parte de la aplanadora uribista, se abre un proceso que nos llevará por mares realmente torrentosos.

Hace ya casi cinco años cuando el congreso aprobó la ley por la cual se reformaba el “articulito” de la constitución que daba vía libre a la primera reelección del presidente Álvaro Uribe. Me acuerdo tanto que en ese momento mi oposición a ella no se basó tanto en la figura de la reelección como tal, ya que esta figura existe en muchos países de gran desarrollo democrático como Estados Unidos, España, Inglaterra, Francia, etc. Y no porque ella exista se ha perdido la integridad democrática que es la esencia de estas respectivas naciones.

Mi oposición en ese entonces, mas bien, tenia dos pilares fundamentales: 1) Mi oposición al mismo presidente Álvaro Uribe, la cual nunca ha sido una oposición pasional como la pretenden muchos de la izquierda radical sino mas bien analítica e inteligente, nunca he podido estar de acuerdo con su política guerrerita a la cual equívocamente la llama “seguridad democrática”, es cierto que se tiene que enfrentar al terrorismo pero nunca poniéndolo como cortina de humo para tapar las otras graves problemática que atañan a nuestro país, como la extrema pobreza, el desempleo, la salud o la educación, temas en los cuales Colombia ha estado durante décadas en deuda para un real avance.

Y 2) porque la reelección en ese entonces en Colombia no era viable para la arquitectura constitucional que nuestro país poseía. Me explico, el constituyente del 91 diseñó la Carta Magna para periodos de cuatro años especialmente, para lograr los “pesos y contrapesos” en nuestra democracia. Estos pesos y contrapesos impuestos por aquella constitución garantizaban que el Presidente de la Republica por contar con esos cuatro años para su gestión, no pudiera obtener ni más ni menos representaciones de las necesarias en los otros órganos de poder y así, lograr un equilibrio entre estos mismos poderes.

Cuando por medio del muy cuestionado voto de Yidis y de la no presencia de Teodolindo se aprueba la ley de reelección inmediata del Presidente de la Republica, pero no se tiene en cuenta este aspecto estructural más no insignificante de la Constitución y se le considera nada mas como un “articulito” al que hay que reformar, se le esta llevando al país, y estoy seguro que con complicidad intencionada de la bancada uribista-clientelista, a una inevitable dictadura demagógica.

Pero, teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente, ¿Cuáles has sido las grandes consecuencias derivadas de esa grande omisión en esa reforma constitucional?, las respuestas empezaron a aparecer desde el mismo 2006, año en que Álvaro Uribe es reelegido. Desde ese año y hasta ahora, por ejemplo, el gobierno logro tomarse por completo la Comisión Nacional de Televisión, el Concejo Superior de la Judicatura, la Corte Constitucional y más recientemente la Procuraduría, es tanto así que vemos hoy como el actual Procurador absolvió a Diego Palacios y a Sabas Pretelt por la Yidiz-política, y como muchos uribistas dan ya como un hecho de que la Corte Constitucional es tan ya una Corte de bolsillo, que aprobara la reelección por tercer periodo consecutivo.

Es por eso, y teniendo en cuenta por el abismo y la caneca por la que esta siendo votada la democracia en nuestro país, que cuando en el 2007, ¡tan solo un años después de su reelección! Se empezó a especular de una nueva reelección a muchos opositores y socialdemócratas nos pareció el abuso de los abusos.

Pero hoy, en que la revista Semana señala como algo inminente su aprobación en el congreso y muestra su desacuerdo ante tal escenario, la preocupación que me embarga es mas que infinita, creo que por mas que intente encontrar palabras no encuentro una apropiada para describir la tristeza que me embarga. Lo único que espero es, desde mi humilde posición hacer lo posible, desde estos escritos o desde la acción política, para que eso no puede ser una realidad.

Cuando tenemos un gobernante que se perpetúa en el poder durante cuatro años más, tendremos lógicamente mas concentración del poder aun de lo que ya esta hoy, esto inevitablemente nos lleva, si nos atenemos a la explicación de la antigua Roma, a una Dictadura pero demagógica. Abran, si esto ocurre, aparentemente tres poderes funcionando pero, como ya pasa en Venezuela, estos tres poderes trabajaran en torno ni siquiera a unas ideas, sino a algo que es aun peor, en torno a una personificación estilo Leviatán de Hobbes.

Finalmente, el principal argumento de los reeleccionistas es decir que esto es una reforma democrática ya que la mayoría de la población apoyaría una eventual reelección de Uribe. Es bueno aquí preguntarse ¿de donde sale gran parte de la maquinaria uribista?, pues del programa nefasto de Familias en Acción, este programa agrupa a casi tres millones de colombianos, y que lo único que brinda como en la mayoría de dictaduras demagógicas es un subsidio regalado al pobre, pero que no le brinda un real desarrollo sostenible; no es un mecanismo que les permita una salida de la pobreza sino, como lo describía magistralmente un compañero socialdemócrata, una limosna para zombis. Con el, el gobierno tiene atados a por lo menos cuatro millones de posibles electores mediante el mecanismo más bajo y clientelista que supera por su camuflado a como los paramilitares obligaban a votar a sus electores y con lo cual se tomaron el 35% del congreso.

¿Porque el gobierno no promueve referendos para un real acuerdo sobre lo fundamental basado en la paz y el progreso de todo el país, en donde estén todas las facciones políticas? ¿Por qué, por el contrario, nos lleva a escenarios aun mas polarizantes y por lo tanto a una prolongación de la violencia en nuestro país casi sin un final cercano? Las respuestas solo pueden ser dadas por los congresistas que nos llevaran a tal escenario sin retroceso.

Como lo dije en una anterior oportunidad, Venezuela ya paso por esto y los demócratas perdieron. Es responsabilidad de los colombianos que creemos que por las vías de la democracia deliberativa podemos recomponer el país, evitar que este hecho nefasto ocurra, la responsabilidad esta en nuestras manos y parece cada vez mas que ya no es un posibilidad sino un hecho al que nos tendremos que enfrentar.

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